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ESPECIAL Mundo turco 1: La gran sultana


Sobre su hombro se posa la mano que le cambiaría el destino. Algunos dicen que fue su propia madre quien la vendió, otros le atribuyen el acto a su abuela… lo cierto es que nadie imaginó el final de su historia o los inicios que detonaría su existencia.


Ella lucha con todas sus fuerzas y se aferra a la vida conocida, pero sin importar la cantidad de furia, miedo o ímpetu qué un ser humano pueda depositar para ir contra la corriente de su destino, éste parece tener ventaja desde el inicio de todas las historias.


La esclava dormía atada al mástil de un barco, entre los aromas deleznables del lugar, los cuerpos de las otras capturadas y las ratas que husmeaban en las reservas.


Pasar de ello a la vida en el harenlik (lugar donde viven las mujeres en el palacio del Sultán), aún como sirvienta era más de lo que podía pedir en comparación a la vida en el barco. Pero como ya he dicho, el destino parece derrotar una y otra vez a lo imposible.


La mujer de cámara, o sirvienta, obtiene la mirada más importante de su vida, la Valide o Sultana Válida le ha visto el suficiente potencial para instruirla y dotarla con el privilegio de ser alumna en la escuela del haren, para con ello transformarla en una mujer con potencial, instruida en arte, música, poesía, danza y sobre todo, en las enseñanzas del Corán.


Lo ha logrado, por supuesto. Nuestra joven es ya sumamente culta y pese a poseer grandes conocimientos, su camino aún es largo. Para este punto, muchas de las mujeres que se han cruzado en su camino han llegado ya a su destino, la mayoría como sirvientas, otras más han sido vendidas en otros sitios y un triste porcentaje ni siquiera sobrevivió al viaje debido a las numerosas enfermedades y abusos.


Una vez diplomada, se le ha dispuesto como concubina y es entonces cuando llega a ella la segunda mirada más importante en el mapa de su destino: La del Sultán.

Nuestra hatun o concubina se encuentra en privado con el Sultán y se destaca de entre las cariyer (el conjunto de las concubinas en el haren). Siendo ya una gozde, que es como se llamaba a las concubinas, se encarga de seducir al Sultán, de demostrar sus dotes y ganar así un lugar entre las cuatro favoritas.


El placer cruza la puerta de la felicidad y embarga a los ocupantes del palacio, los golpea desde diferentes trincheras y en lo que a nuestra joven respecta, la lleva al placer del poder, al goce del cuerpo, a la caricia que sólo el conocimiento puede depositar en el alma y por supuesto, al beso de una libertad distinta.





Y pese a las prohibiciones, a las normas, y al orden establecido, el destino ejecuta su golpe maestro y nuestra viajera se convierte en esposa del sultán y madre de sus hijos, así, a saltos abismales e improbables atraviesa de su título de Ikbal o favorita a su título como kadin.


Y en esta travesía, se cumple un evento histórico que marcaría un parteaguas femenino en el imperio otomano, pues hablamos de la primera mujer en ser regenta y gobernar como Sultana: Kosem.

Ella se convirtió en la haseki sultán o gran favorita de Ahmed I, fue también Valide Sultán al convertirse en madre del heredero al trono y posteriormente abuela de Mehmed, quién también tomaría el trono.


Pero, ¿cómo gobernó el imperio otomano?

Pese a la carga conservadora e ideológica en torno al ejercicio de poder de las mujeres y el total rechazo del mismo Sultán en torno a licenciar a las mujeres para opinar en torno a los asuntos del estado; sin embargo, Ahmed falleció a los 27 años. Su hijo era demasiado pequeño para gobernar, así que de 1623 a 1632, Kosem se convirtió en la primera en ejercer realmente como regenta, asistiendo a las reuniones del gabinete (detrás de una cortina), tomando decisiones, estableciendo estrategia y velando por su pueblo.




Kosem es recordada como una gran altruista, pues es sabido que cada año ayudaba a los deudores presos a pagar sus cuentas y recuperar su libertad, que daba ropa o alimentos a los necesitados, aunado a ellos, estableció que después de tres años de servicio los esclavos podrían recuperar su libertad. Se encargaba de seleccionar e instruir sirvientas que, como ella, quizás estaban destinadas a algo mejor, que, para aquellos días, podía ser un matrimonio o la libertad.


Tuvo etapas de regencia, pues si bien, la primera se debió a la edad de su hijo, la segunda apareció con la inestabilidad mental de su segundo hijo. Éste se casó con quien se convertiría en la peor pesadilla de Kosem, pues dicha esposa tuvo un hijo, Mehmed IV.

Turhan, la esposa de Ibrahim I, se encargó de luchar por preservar el poder de su hijo y mantenerse en el poder dentro del haren, a ello se suman las discordias entre los eunucos, que eran tanto blancos, como negros, los encargados de cuidar el haren.


Finalmente, el destino cumplido no encuentra más rumbo que la muerte y así, siendo una Valide poderosa, Kosem es traicionada.


Así, nos centramos en la última mirada de la Sultana, en la cortina que se mueve a sus espaldas, en el hombre cuya presencia no notó, en las manos del ser perturbado por la castración de su propia existencia, vemos el arma homicida que, según algunos historiadores, pudo ser el inmenso cabello de Kosem. La mujer más poderosa del imperio otomano falleció en 1651.





Hoy en día, sigue siendo parte del misticismo que envuelve a la cultura turca. Incluso, su historia es recuperada en la famosa telenovela “Kosem” y con ello, querido lector o lectora, puedes saltar a nuestro siguiente número de este especial sobre el mundo turco.


MV

 
 
 

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